
El origen
Si estás aquí es porque eres una de esas personas a las que le gusta saber el por qué de las cosas.
La base de la actual Teoría de Color Personal o Estacional se empezó a gestar a principios del siglo pasado, al comenzar a estudiarse la propia naturaleza de los colores, las relaciones entre ellos (cómo se influyen y se potencian) y también la relación que hay entre la coloración de las personas y los colores que las favorecen.
De esto último, fue el precursor Johannes Itten, un artista que pertenecía a la Bauhaus, que era una Escuela de arte, diseño y arquitectura, fundada en 1919, cuyas aportaciones permanecen hoy en día.
Itten observó, dando clases a sus alumnos de arte, que cada uno de ellos al escoger con qué tonos pintar, tenía preferencia por unos colores determinados.
Esos colores combinaban muy bien entre ellos. Dicho técnicamente: pertenecían a la misma familia tonal. Y además, y aquí viene lo sorprendente, combinaban perfectamente con los “colores” del propio alumno. O sea, con los colores de su apariencia física: su pelo, ojos y piel.
Clasificó los colores en cuatro grandes familias a las que denominó como las estaciones del año: Otoño, Invierno, Primavera y Verano; porque consideró que expresaban la “personalidad” de cada una de las estaciones.
También, supongo, porque sonaba más poético que llamarlos A, B, C y D.
Y los relacionó con otros tantos tipos de coloración personal, en los que clasificó a las personas.
Así nacieron los 4 tipos de Color Personal, popularizados para el gran público en los años 70 gracias a las nuevas tecnologías de impresión, que permitieron por primera vez incluir colores fiables en los libros que hablaban sobre esta teoría.
En los años 80, Carole Jackson escribió su famoso libro Color Me Beautiful, y el Análisis de Color Estacional llegó al gran público.
A partir de ahí, ya en los 90, se expandió el sistema, pasando de los 4 tipos a los 12 actuales, poniendo de relieve las diferencias que había dentro de cada uno de los tipos estacionales.
Estas diferencias vienen dadas por las combinaciones posibles entre el color de la piel, los ojos y el pelo, dentro de cada estación; así como por el contraste entre ellas.
Y así definió dentro de cada estación 3 tipos según cuál sea la característica principal de su aspecto: Claro, Oscuro, Intenso, Suave, Frío y Cálido.
Hay subtipos Frío en Invierno y Verano; y subtipos Cálido en Otoño y Primavera. Son los tipos “puros” de cada estación, por lo que a estos los denomino con el término Real.
Como ves, esta teoría tiene un largo recorrido y ha ocupado los estudios de artistas, diseñadores y profesionales de la imagen personal durante más de 100 años.
Ha ayudado a cientos de miles de personas a sentirse mejor en su propia piel, aumentando su autoestima y su atractivo.
Solo (SOLO) aprendiendo a utilizar los colores que corresponden a su tipo.
Así que me hago, te hago, una pregunta: ¿qué razón puede haber para utilizar colores que no te favorecen existiendo otros que te hacen verte genial?
¿Cuáles son los tuyos?